domingo, 21 de agosto de 2011

Sade, un virus en el lenguaje



El virus Sade
por Alejandro Tantanian

Hace años supe obsesionarme con el divino Marqués. La unión entre las ciencias exactas y el deseo generaron en mí una profunda fascinación. Y uso esa palabra: fascinación para destacar el carácter mágico que aquella figura y su escritura despertaron en mí. El marqués de Sade se leía en aquellos tiempos (aún regía la dictadura militar) en ediciones que se conseguían de manera silenciosa o en los cuartos traseros de aquellas librerías de la avenida Corrientes mezcladas entre las revistas porno: traducciones de dudosa procedencia, tapas con grabados pornográficos, letra minúsculas, plaplas. Pero aquello que, como prohibido, pedía a gritos ser descubierto y consumido se transformó, rápidamente, en una obsesión. Sade construía unos textos que sabían mezclar la más precisa arquitectura junto al más desaforado afán de posesión. Algo en esa escritura era infeccioso, veneno en estado puro. Desde entonces no hago otra cosa que escribir textos deseantes que permitan adivinar un estado de perfección formal: algo se desborda del texto, algo excede lo escrito y a su vez lo constituye. Sade me creó como escritor. Devoraba todos los textos que decían ser de su autoría (supe, más tarde, que había leído cosas que llevaban su nombre pero que no habían sido jamás escritas por él), la literatura era para mi un invento de Sade. Línea divisoria en el ser escritor. Y luego leía Madame Bovary y no dejaba de ver a Sade, o acompañaba a Raskolnikov o Stavroguin o Nastasia Filipovna y no dejaba de leer a Sade. Pynchon, más tarde, construía edificios como el marqués. Y Nabokov. Y Faulkner. Y Tolstoi. Incluso los que precedieron su aparición no hacían otra cosa que anunciarlo: los trágicos griegos y hasta el mismo Shakespeare. Sade no es sino un virus en el lenguaje (gracias Burroughs): desde que supo construirse infecta y modifica todo lo que toca. Mi primer obra de teatro, sí, la primera que yo escribí se llamó Sade (¿cómo si no?). No podía ser de otra manera, claro, yo devendría un autor teatral y para bautizarme, para nombrarme como tal no podía dejar de escribir una obra con ese título. La obra se escribió bajo el dictado de otra pieza teatral: Madame de Sade de otro genio iluminado por Sade: Yukio Mishima. En la pieza de Mishima Sade era una ausencia, sus mujeres lo evocaban, sus mujeres lo construían en el relato. De aquella comedia oscura escrita por un japonés que pensaba que Occidente debía suceder en Japón y la figura faro que era para mí (y sigue siendo) Donatien Alphonse Francois (a) Marqués de Sade nació aquella primer obra que me construyó como autor. Guardé esa obra por años. Por oscura, por silenciosa, por ser la primera, por pudor. O vaya a saber por qué. Hoy, en manos de Ernesto Donegana y sus actrices, cobra vida por primera vez. Y su vitalidad me sorprende. Asisto a las funciones de Sade y contemplo, con asombro, que todo estaba en aquella primer obra: todo lo que, no sin cierto pudor, puedo nombrar como mi teatro. Invito a todos a ser testigos.

Agosto de 2011.

NUEVO HORARIO

viernes de agosto y septiembre 2011
23hs 
      El Extranjero teatro/Valentín Gomez 3378(C.A.B.A.)



jueves, 7 de julio de 2011

Sobre la obra




Visión artística de la puesta en escena
El dramaturgo y director Alejandro Tantanian se inspiró en Madame de Sade, de Yukio Mishima, para desarrollar esta obra centrada en las mujeres más significativas del marqués de Sade.  A la hora de reflexionar acerca de la elección de esta pieza podemos señalar tres ideas: nos atrajo pensar el rol de las personalidades femeninas en la vida de este escritor del siglo XVIII francés porque es una manera de acercarnos a Sade desde una perspectiva poco abordada; nos sedujo la posibilidad de llevar a la escena una obra del citado autor argentino que permanece inédita; y, por último, el diálogo entre los textos de Tantanian, Mishima y Sade permite un arco de lecturas, investigación y opciones estéticas tan libre como amplio y complejo, por lo tanto,  fascinante.
Si bien la acción se desarrolla durante la Revolución Francesa, momento histórico en el que vive el marqués de Sade, la puesta no reproduce mecánicamente la época, sino que desde un cuidado trabajo de vestuario, escenografía y música original se toman algunos elementos visuales y sonoros de ese ambiente (géneros, pelucas, decoración de paredes, estilos musicales, etc.) que sirven para otorgarle a la obra una mirada contemporánea. Todas estas operaciones estéticas las habilita un texto escrito en 1993 y corregido por su autor en 2002, que constituye, además de un enorme trabajo poético, una relectura de cuestiones psicológicas, familiares, sociales y políticas de este escritor y de la época en la que desarrolló su vida. 
Sin embargo, tampoco es nuestra intención realizar una puesta que no tenga en cuenta la historia. Para darle sustento al trabajo de dirección, el actoral, el de escenografía, el de vestuario y el de música se ha realizado una investigación a través de films, pinturas de la época, libros escritos por el autor francés, textos que narran su biografía y otros referidos a la revolución. Esto da como resultado una mayor profundidad y particularidad en el abordaje de los personajes y del ambiente que se busca generar.
            Las diversas formaciones de los integrantes del grupo (en actuación, danza clásica y contemporánea, cine, fotografía y otras artes visuales, teoría, música, diseño de moda) nos permiten concebir a Sade como una obra de arte integral abordada desde todas las miradas: la escenografía, el vestuario, la música original y la actuación, donde lo pictórico cobra un lugar preponderante.
Los ensayos se realizaron entre los meses de febrero y julio de 2011 en la Sala “El Extranjero” de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Paralelamente se realizaron encuentros con el autor para lograr una ajustada interpretación de la obra y se abrieron espacios de lectura e intercambio de ideas entre los miembros del elenco con el fin de reflexionar acerca de los personajes, la época en la que se desarrolla la obra (en particular la vida cotidiana durante el Antiguo Régimen y durante la Revolución Francesa) y la vida y la literatura del marqués 
                                                                                                                                             Betina Bracciale

 

DONDE ?


FUNCIONES JULIO Y AGOSTO
Inicio:
08/07/2011
Duración:
70 minutos.
Viernes 20:30 hs.
General: $ 40
Estudiantes y Jubilados: $ 30 - [presentando acreditación]




Valentín Gómez 3378 X Ciudad Autónoma de Buenos Aires 
Teléfonos: 4862-7400
 http://elextranjeroteatro.com/plays/view/11/07-07-2011

ELLAS SABEN...



                                                               ANNE


MADAME MONTREUIL
RENE

Quienes somos




Director:
Ernesto Donegana  

Autor:
Alejandro Tantanian 

Actúan:
Sofía Vilaro / Constanza García Bendahan / Merlina Molina Castaño 

Iluminación:
David Seiras  

Diseño gráfico:
Gabriela Di Giuseppe 

Vestuario:
Merlina Molina Castaño 

Maquillaje:
Lucía Scarselletta

Diseño del espacio:
Cecilia Stanovnik 

Asistencia de dirección:
Betina Bracciale 

Música original:
Cecilia Zabala  

Realización de vestuario:
Giuliana Marchetti 

Proyecciones:
Gabriela Di Giuseppe 

Prensa:
Julita Testai 



Sade soy yo


René Montreuil de Sade: Sade soy yo.
No se posee ningún retrato del Marqués
de Sade. (...) El rostro de este escritor
fantástico y revolucionario, el más
desesperadamente audaz que haya existido jamás,
se pierde en la noche de los tiempos.
de “LA EVIDENCIA POÉTICA”
PAUL ELUARD.
No es mi manera de pensar lo que me ha
hecho desgraciado, sino la de los otros.
DONATIEN - ALPHONSE - FRANÇOIS, MARQUÉS DE SADE
Bello desarrollo de la bóveda del cráneo
(teosofía, benevolencia);
nada de protuberancias exageradas detrás o encima de las orejas
(nada de combatividad);
nada de distancia exagerada de una hipófisis mastoide a la otra
(nada de excesos en el amor físico).
del estudio frenológico
realizado por el doctor
L. J. RAMON, médico
del Marqués de Sade
en el hospicio de Charenton.
Del testamento del Marqués de Sade:
“Una vez cubierta la fosa, se la sembrará de bellotas,
a fin de que en lo sucesivo, al encontrarse
el terreno de la citada fosa nuevamente guarnecida
y el bosquecillo tupido como lo estaba antes,
las huellas de mi tumba desaparezcan
de la superficie de la tierra...”